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miércoles, 23 de abril de 2008

La mayoría de los 150 yacimientos de Vigo están abandonados o destruidos

La construcción de casas e infraestructuras ha arrasado casi todos los vestigios arqueológicos de la urbeApenas se conserva el patrimonio en Toralla, el Museo del Mar y O Castro
Alberto Magro
Localidad:
vigo

La historia deja de serlo cuando se transforma en olvido. Y eso es lo que le sucede a Vigo, ciudad que está permitiendo que su pasado se pierda en el tiempo. De los casi 150 yacimientos y hallazgos arqueológicos inventariados por el Concello apenas se conservan unas decenas, en su mayoría petroglifos de la Edad del Bronce perdidos en el monte. Más allá de eso, apenas quedan unos vestigios de los importantes asentamientos romanos que hace veinte siglos ocuparon las costas viguesas.
De hecho, la ciudad cuenta con 33 yacimientos romanos y de la Edad del Hierro, pero sólo unos cuantos tienen mejor presente que una mano de brea. Se salvan de la quema los hallazgos de Toralla, junto a la playa de O Vao, donde se encontró una necrópolis romana y una villa. También se conserva el yacimiento del Museo del Mar y, en menor medida, el del Castro. En otros lugares, como en Marques de Valladares y Rosalía de Castro se ha logrado integrar los restos del pasado con construcciones presentes. Buen ejemplo de ello es el centro de salud de Rosalía, que preserva una antigua salina.
Cemento sobre la historia
Pero tras estas excepciones se esconde una triste regla, que hace que buena parte de los asentamientos de la época romana y de la Edad del Hierro sufran los efectos del cemento del siglo XX. Por ejemplo, el castro da Mina, en Castrelos, fue herido de muerte cuando se construyó encima un centro cultural y un campo de fútbol. Algo parecido le sucedió al castro de As Barrocas, que ocupaba Valladares en la Edad del Hierro, pero pasó a la historia de los atentados contra el patrimonio cuando fue alterado por construcciones en la zona.
La lista continúa con yacimientos de la importancia del que domina la cima del monte Alba. Allí hay objetos y construcciones de la Edad del Hierro y de la etapa romana, a los que se suman importantes restos medievales. Pero nada de eso fue suficiente para evitar que las obras borraran el pasado de un plumazo. Lo mismo le ocurrió al castro de San Lorenzo (en Coruxo), un yacimiento con restos romanos y de la Edad del Hierro, alterado en las últimas décadas pese a contar con dos hallazgos declarados Bienes de Interés Cultural: un altar de sacrificios y la llamada Parrilla del Santo. Las construcciones y los cultivos también machacaron Os Castros (en Matamá), las villas romanas de isla Torralla, las Torres de Padín, el asentamiento de Estea (Saiáns) y el castro de Casás (Comesaña), donde los vestigios fueron presa de extracciones furtivas.
Petroglifos para aparcar
La ruta por el abandono continúa por los más de 60 petroglifos de la ciudad y los yacimientos del neolítico y la Edad del Bronce. Se dan casos, como ocurre junto a los campos del Celta en A Madroa, donde un aparcamiento para quienes van a ver fútbol se convierte en motivo para arrasar una zona con historia viva de Vigo.
Para que los atentados paren, hay quien ya ha elaborado una base de datos que permite planificar y construir sin destrozar el patrimonio. El trabajo, realizado por tres arquitectos gallegos (Enrique Fernández, José González y Ricardo Morales), recoge en una base informática todos los yacimientos de la ciudad, con el objetivo de que Urbanismo utilice esta referencia antes de autorizar una actuación. Parece una solución, aunque para parte del pasado de Vigo ya sea demasiado tarde.
Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2004/04/03/2564932.shtml

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